¿Qué estaba haciendo? Estaba resumiendo los resultados del diseño de tueste del café de los Fríos de San Juan. Y me di cuenta lo difícil que es hacer una descripción corta de ese tueste. A pesar de que no produjo una taza compleja, pero es bastante peculiar. Y pensé que sería mejor que describiera las sensaciones de esta manera. Haciendo un poco de pensamiento crítico aquí en voz alta con ustedes.
¿Por qué no hacerlo?. Tostamos varias veces, tengo 16 muestras todas a tiempos y temperaturas diferentes, incluso la longitud de la flama fue distinta. Me refiero a la altura de la flama del tostador con respecto al tambor. Eso afecta mucho la terminación del tueste. El aroma que desprenden estos granos al tostarlo es de un café serio, especialmente por los tonos de cedro, hierba y tierra. La taza, en cambio, es jovial.
La idea es que el proceso mismo te transporte al lugar de origen
Lo extraño es que el contenido de humedad de Los Fríos fue relativamente alto en comparación con los otros dos orígenes. Igual, el sabor de los Fríos mejora considerablemente pasadas 12 horas después del tueste.
Es como si los azúcares siguieran evolucionando en el grano después del tostado en la medida en la que los gases compuestos de carbono empiezan a migrar. Y esto permite que tenga tonos frutosos, que para la región sureña son toda una novedad.
Tiene un aroma a mandarinas pero en realidad en la boca se siente el astringente de la toronja. La toronja es una de esas frutas cítricas deliciosas para el paladar porque en sí misma logra desviar la citricidad para dar paso a un sabor inquisitivo y suave.
El de Los Fríos no es en lo absoluto un café amargo, es suave. El regusto es interesante, muy similar a la vainilla negra.
Se siente como si uno bebió buen café. No te atreves a tomar más de una taza porque sabes que terminarás tomando más de tres.