Este año elegí fomentar mi emprendimiento alrededor de las cosas que podría hacer para cambiar la situación del café de la República Dominicana, para bien-Escogí trabajar en aspectos no tan tangibles. Por ejemplo, la gente aun no ve mi café en los supermercados. No debería estar ahí, si es café de especialidad. Es en el último sitio que quisieras verlo. Hay algo en lo que quiero trabajar antes de abrir nuevos canales. Me hace más lógica resolver problemas que adaptarme a ellos-El año pasado me senté en la oficina del ex-director del Consejo Dominicano del Café que con puertas abiertas me dijo que iba a apoyar el proyecto de la Escuela de Café. El panorama cambió, y el Codocafé se convirtió en el Instituto Dominicano del Café, liderado ahora por el Ing. Marino Suárez. Quién también está dispuesto a escuchar las propuestas sobre educación y organización que tenemos.-Lo que hice fue preguntarme cuáles de mis habilidades y capacidades podrían contribuir al desarrollo del sector cafetalero de la República Dominicana. La gente que trabaja café es muy emocional, y apasionada, y deben serlo. De ninguna otra manera podrían trabajar algo tan difícil y tan hermoso al mismo tiempo -Conversaba sobre la compleja estructura que tiene nuestro sector de café. Todos dispersos, todos luchando contra gigantes, todos en silencio, todos lejos, todos operando por el valor inmaterial del café, inconscientes de que la crisis que enfrentamos podría acabar con todo eso.-Tengo un año construyendo liderazgo, segregando conocimiento, aportando estructura, haciendo eco de ideas progresistas, uniéndome a gente clave, impulsando el sector a través de Café Maguana y la @escueladecafe