Era un viaje de la iglesia y la que me gustaba era la hija del pastor y la única forma de besarla era debajo del Río, porque nadie se daría cuenta. El problema era que las aguas del Río Amina de San José de las Matas son casi cristalinas.Que bonito es recodar los riesgos que tomamos en la vida bebiendo café un par de años después en este litoral y con este calor capitaleño inapagable.