Piernas arqueadas,la espalda sobre la tierra, ceño fruncido debajo de un pino gigante,Me observo desde arriba,Estoy lleno de errores y buenas intencionesMis poemas están llenos de memoriasRecuerdoDespués del trabajo, cuando solía ir a verte, apagaba el televisor y me sentaba en el borde de la cama,llenando la habitación con el olor a tapón que tiene Santo Domingo a las seis,tratando de no despertarte, lo cual siempre hacía,Me hacías café diciéndome lo cansado que me veía, que ya no querías a tus amigasEras tan hermosa como deseaba que fuera mi vida,a la luz hirviente de la greca encontré alegría en presencia de nosotros,Qué tan quietos estamos en el sueñocomo si la mañana aguantara la respiración,El momento después del café con el regusto enjuagado en la lengua como abedul empapado,Lo entiendoEl buen amor es así.Incluso el olor a pan horneado no lo hará mejor.